El Espíritu Santo no te toca para competencia o acusación!



 Cristo llama al Espíritu Santo, otro consolador y es porque también el era consolador (o ayudador, guía, maestro) para sus discípulos. Y el mismo Dios Padre es consolador: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 2 Corintios 1:3-4.

Que Cristo no vino a condenar al mundo esta claro en Juan 3.17, por lo que un cristiano maduro deja el trabajo de acusador al Diablo. Tampoco podemos confundir la convicción de pecado que da el Espíritu Santo con acusación. Es más bien el convencimiento de que hemos actuado mal y necesitamos a Dios. El Espíritu Santo no quiere que vivamos sensacionalistamente, que fue lo que nos llevó al pecado, sino por convicción.

Considerando la primera tentación terrenal nos damos cuenta que, indirectamente, El Enemigo plantea a la mujer que lo bueno se esconde, que lo bueno hay que encontrarlo a escondidas (contrario a lo que dice (Mateo 5.15) y que las palabras de Dios no muestran toda la verdad. También que las decisiones hay que tomarlas apresuradas. 

La convicción tiene su origen en el análisis de la situación según las pruebas: lo cual está en la palabra de Dios (Lucas 14.28). Si Adán y Eva analizan la situación, los seguro es que habrían recurrido a Dios y preguntarle; a quien siempre había estado con ellos.

Qué al Padre hay que buscarlo sin publicarlo es palabra de Cristo, sin embargo pensar que andar en Espíritu Santo es creer en un mensaje secreto, con el sentimiento de miedo que produce andar en oscuridad y creyendo que es por llamarnos cristianos que somos bienaventurados, es olvidandar que el que es bienaventurado es quien oye la palabra de Dios y la guarda, como nos dice Lucas 11.27-28.

Yo no estoy diciendo que Dios no revela misterios y temas de su palabra, pero cuando tú tomas la revelación con un espíritu de competencia o de acusación contra el sistema, como lo hicieron Adán y Eva creyéndole al enemigo, sin contrastarlo con la palabra de Dios: puedes estar fundamentando tu camino cristiano en terreno arenoso, que no tiene el fundamento en la verdad. Como por ejemplo en pleitos, celos, enemistades, iras, contiendas, que son frutos de la carne.

Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

Lucas 11:27-28

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