Solo los hijos...
El trabajo del enemigo es que hagamos igual que él y no identifiquemos la gracia en nuestro alrededor.
Siendo Jesús Hijo de Dios, lleno de gracia y de verdad, se dejó sorprender por la gracia de Dios en otros, como cuando el centurión romano que le manifestó su fe; la cual el elogió.
Es importante es que tengamos claro que sin verdad no hay gracia, pues la esencia de la gracia es la certidumbre de verdad; pero que sin gracia la verdad es aburrida.

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