No ha sido en vano!

 

Los procesos son necesarios para lograr lo que se quiere en la vida, no importa la índole. Lo vemos en el área física cuando se forman las estalagmitas y las estalactitas, el crecimiento de un animal, un árbol, una persona; también lo vemos en la formación de la personalidad del ser humano, en las relaciones entre humanos: en fin los procesos son una realidad.

Mas cuando un proceso parece infértil, cuando el resultado de tus lágrimas no se ve reflejado en los resultados: es tiempo de orar y tener paciencia. Esto así porque si hay diez justos Dios no destruye la ciudad: Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. Génesis 18:32

Debemos recordar que somos pecadores y la gran meta que tiene Dios para con nosotros como seres humanos, es santificarnos para así poder estar en su presencia y, que si hay diez justos El no destruirá la ciudad.

 Es esa la principal razón de todo proceso, y cuando aprendemos a someternos a Dios, no al color del semáforo que vemos, sino al Dios que es el que gobierna el color del semáforo del cielo donde anhelas estar. El busca que los que estén allá no se lleven de que tienen muchas contrataciones como el Luzbel; sino que aunque hayas fallado como Moisés: Dios te dará parte en su gloria.

También tomamos en aquel tiempo la tierra desde el arroyo de Arnón hasta el monte de Hermón, de manos de los dos reyes amorreos que estaban a este lado del Jordán.

Deuteronomio 3:8