Los fariseos tenían esperanza en un mesías?

 


Pudiéramos pensar que los fariseos, los saduceos, los escribas, los sacerdotes, los líderes contemporáneos a Cristo: no esperaban la venida de un mesías! Y la verdad es que ellos lo esperaban, evidencia de esto fue la pregunta que le mandaron a hacer a Juan el Bautista: Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Juan 1:19-20.

La diferencia entre ellos, y los que vieron a Cristo resucitado (más de 500 hermanos), como testimonio a la elación de fé que llegaron a tener con El, fue la capacidad de ser sorprendidos por Dios. Esta actitud mental fue trabajada por Cristo en los apóstoles y seguidores durante todo su ministerio. Lo trabajo con sus analogías, o parábolas; lo trabajó con sus milagros; lo trabajo con su disposición a morir por ellos, como el les anunció varias veces.

 Estamos nosotros esperando a un dios endeble que tiene que sorprender al enemigo con un rapto, porque no puede proteger de el enemigo a sus hijos. O esperas a un Dios que, en sus misericordias anuncia el cambio de un tiempo a otro a los habitantes de la tierra.

O a caso estamos esperando a un cruel Dios que viene a juzgar con inimaginables pestes al mundo que nos rechaza y que despiertas en nosotros odio y sentimientos reprimidos. Esto último fruto pruebas no superadas. Cuidemos nuestro corazón y preguntemonos por qué queremos que Cristo venga.

En el caso de los líderes del pueblo de Israel, ellos lo esperaban como un león rugiente que los liberaría del yugo romano. Este pensamiento es esperanzador para un pueblo esclavo; más Dios se manifestó de una forma que solo los que estuvieran dispuestos a ser humildes y dejarse sorprender lo seguirían.

Recordemos que la obra santificadora de Dios en Job fue culminada aquí en la tierra cuando el oro por sus acusadores. Lo cual debe llevarnos a preguntarnos: estamos nosotros listos para la venida del Señor? Estamos nosotros orando por nuestros enemigos con un corazón aliviado? Pensamos nosotros que Dios improvisa sus acciones?

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

1 Juan 3:2-3

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Siervo Inútil yo?

Todos tenemos conocimiento!

La importancia de las estadísticas!