El hace la herida y también la cura!
Descubrir porqué nos pasan las cosas no es de todo el mundo: el mundo está lleno de flojos y aquejadumbrados; en realidad tendemos a hacer las cosas más grandes de lo que son, a quejarnos y tomar decisiones basadas en la queja.
Cómo se puede cambiar esa actitud? La diferencia la hace persistir en el propósito de encontrar la verdad de la situación: pues todo tiene un porqué y un para qué.
El pecado de nuestro padres Adán y Eva nos persigue, así como persiguió a Caín y a Abel. Víctimas o victimarios Dios nos da a todos la oportunidad de dejar ver quiénes somos; Abel demostró sumisión, tanto a Dios como a su hermano mayor, mientras que Cain demostró su apego a lo trabajado en vez de agradecer al creador y rebeldía ante los resultados no deseados.
La buena noticia es que en la persona de Cristo tenemos oportunidad de arrepentirnos antes de la muerte: el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. Romanos 4:25.
Esa noticia es eterna: siempre ha existido: Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. Génesis 4:7.
El Señor Jesucristo predicó la vida eterna para despertar la mente del pueblo a eso que los que los saduceos negaban. Pero esta gran verdad se relaciona con otra que debe quedarnos bien clara: Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan 2:17.

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