No juzguemos para que no seamos juzgados!

 


Resulta, y viene a ser, que el hombre que no conoce la maldad no la puede juzgar, por esto se podría pensar que en Dios puede hayarse pecado. Pero Dios reconoce la maldad, mas no convive con ella. A diferencia de nosotros Dios puede reconocer el pecado sin haberlo practicado.

Es evidente que cuando Cristo estuvo en la tierra, reconoció que la comunión con el Padre le era inaccesible en su plenitud: siendo que reconoció qué bueno solo hay uno y es El Padre; tambien cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mateo 27:46

 Dios es espíritu y apartado del pecado pero reconoce el bien y el mal:Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Génesis 3:22.Esto no quiere decir que en la Trinidad hay maldad, sino, que ésta es funcional y cada uno juega un papel para el bien de dicha Trinidad. 

Cómo creados por El a su imágen y semejanza somos espíritu, alma y cuerpo. El es espíritu y está en todo lugar, nosotros tenemos un espíritu que vive en un cuerpo limitado, pero si nos fijamos también somos Tripartita también.La palabra nos revela que tenemos una herramienta para ganarle a la malicia que hemos heredado del pecado de nuestros padres: Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.1 Corintios 14:20.

Si tenemos talentos, es por Dios, si cometemos errores, es porque aún no conocemos a Dios como el nos conoce a nosotros; aún así todo obra para bien a los han aceptado el llamado a conocerle.

Los cristianos somos llamados a vivir desechando los conceptos y acciones que nos separan de Dios, mas no con nuestra propia fuerza, sino por la obra del Espíritu Santo en nosotros: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23.

El que juzga enardecido al que no conoce la verdad de Dios es por qué tiene todavía cosas que sanar. Mas el que sabe que su mayor autoridad lo ha absuelto y lo ha declarado inocente: está sano y puede sanar a otros.

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