Honestidad o, insensibilidad!
Recuerdo de mis años de imberbe, cuando me fue demandado mayor esfuerzo de lo que estaba acostumbrado y tenía que cargar cubetas de pintura llenas de agua desde dos esquinas que separaban la cisterna hasta mi casa. Era más dificil aún cuando el mango de las cubetas se rompía, y tenía que cargar una o dos cubetas a mano pelada, solo con el cable de acero; dolía, pero ganó la hombría. No fue falta de honestidad conmigo mismo llevar a cabo esa labor necesaria y maltratar me las manos varias veces. Lo que si es falta de honestidad es reconocer que con un mango habría sido lo correcto. Cuando reconocemos nuestras debilidades decimos que necesitamos de un ser superior que nos ampare en nuestro poder limitado. El no reconocer nuestras debilidades delante de Dios nos hace falsos: porque los cayos de las manos, sin una mente clara, nos apartan de la verdad de nuestra debilidad humana. Lo que Dios nos tiene preparado para su pueblo es una constante ayuda de Dios en todo: Y haré con el...